jueves, 9 de diciembre de 2010

Otros poemas



TURBINA

La turbina
no deja dormir.
Lo bueno
es seguir pensando
que es turbina.

Carretear y volar.
¡Cómo gira la turbina!

En el patio hay espacio
para reparar.
Qué dirá la rubia
que tanto atendía.

El jefe, cómo comía,
cómo tomaba,
cómo llovía.



BANDA

Un dedo gordo y el otro
largo por afano
hacen ritmos impensados.
También el instrumento
que sería la mesa.

Me cuesta armar la banda:
que tiene vientos,
y cuando digo vientos
hablo de armónica
que aprovecha el tiempo.

Espero que el deseo
se funda en composé
de regreso. Y pasar una serie
de temporadas en terrazas
atemorizado por el ímpetu ola.

La escobilla, como la sal,
se desparrama en superficies
más grandes de lo previsto.
Repiqueteo, rompiente, trueno,
respiremos ahora bajo el agua.



COMPUERTA

La compuerta,
recuerdo,
cerraba al vacío,
para que no quedaran dudas
de que nos íbamos.

No importaba dónde,
aunque lo más probable
fuera el espacio.
La cuenta regresiva
coincidía con la modorra.

Qué feo era caer
(desde tan alto)
en la cuenta.

El roce del talón
sobre la sábana
se adjudicaba el invento.



MUEBLES

Siempre es el color de los muebles
y de los que murieron una y otra vez
cuando el negocio estaba cerrado
y había que buscar el muleto.

Ya no recuerdo, no puedo,
cuándo empezó el otoño,
cuándo se repitió por última vez
un episodio de nuestra vida.

Lo principal son los muebles:
Subirlos, bajarlos, moverlos, tirarlos.
Lo principal son los muebles.

Ya no recuerdo, no puedo,
la última vez que se repitió
un episodio de nuestra vida.



BLANDO

Voy a leer a toda velocidad
con un método que me enseñó
un amigo llamado blando.
¿Marlon?
No, blando.
¿Marlon Blando?
Marlon no, blando.
No entiendo.
Digo que voy a leer a gran velocidad
con el método de mi amigo blando.
Ah! Tenés un amigo blando.
Sí, eso es lo que estaba diciendo.



CODO

A nado, en el cemento heterogéneo,
el ángel caprichoso quiere avanzar.
El bosque que lo oculta queda diesmado
y es poco probable el reverdecer.
Los puños agitados atraviesan piedras
y los gritos, por ahora, no son de dolor.
Un mundo de gente, volando y observando
alrededor de un escenario de invención, gira.
En disputa de la razón, con sombrero negro,
se turnan enanos, normales y gigantes.
Si uno se queda, el otro lo arrastra,
agarrándolo de la articulación.
Que no llore más, que no grite más,
es el deseo del camello en plan regreso.
Parece que le duele el codo y codos,
cuando se trata de esta edad, hay a montones.



VINO

Me di cuenta de que me gusta el vino.
Pude mover.
La que salió primero se quedará
dormida.
Voy a hacer café.

Riff, riff,
ronca la siesta del amigo, de papá.
El tono que oye el pequeño
no cambia.
Es la casa luminosa que conocí,
mi vida.
Más no debe haber en ciudad.

Es el momento de las cucharas,
del deporte bajo el agua
y de rezar
para que los ánimos logren
escapar del megáfono.



VIAS

Las vías son rápidas,
tres y dos.
Aéreas,
sobre las ventanas
de los que no usan
para mirar.
Se distingue
entre espejo y vidrio,
entre pared y sal.

Una posibilidad: escalar
como profesionales de edificios
e invertir la dirección original
prevista por la naturaleza.

Sólo un ejemplar
de los que vuelan
en el hueco
imprescindible
ha logrado huir
de cajas niñas.
Sube y baja,
resuelve desechos
sin pensar.



MAPA

El mapa blanco y arrugado
refleja secretos entre mujeres.
Viene paloma, gris,
a veces como bolsa.
El estudio de disparidades
condena a un abusador.
Los que me rodean saben
cómo es posible el sueño.
¿Están lejos? ¿Cuánto?
Cada vez más largo
el vuelo del animal
a veces sube.
La función de los nodos,
la gota que rebalsa el vaso:
los que estuvieron en Catamarca
saben lo que pasó.



OJOS

Al señor de ojos saltones
se lo vincula con un chanta.
En su casa tiene el león,
estudioso y mascota.
A la izquierda hay siempre espejos
que se usan para deformar.
A la lata, la música y el sector
que avanza por otra punta
del inmenso galpón
se los oye cada tarde.
Podría ser más largo
el recorrido,
el folleto de cintas,
el revolvedor.



SECRETO

El murmullo de un secreto
da saltos entre la gente
hasta llegar a la barra.
Vaso alto, sorbete, rodaja.
El recuerdo de un viaje
aparece en la mitad,
cuando baja y baja.
El pueblito que se derritió.
Cantan como si hablaran,
juegan como si caminaran,
hablan como si callaran.
Pero si componen, agarrate.
La noche no seduce
a los que prefieren la luz
y tomar sol en invierno.
Las reposeras, en el balcón.
El encadenamiento verbal
puede terminar en grito
cuando se acaba el día.
También hace calor.



HUELLA

La luna queda más cerca
de lo que nos habían dicho.
Sin duda, pasando el inhibidor
atormentado por un niño
se llega al detalle
de la superficie pálida.
Alguna huella debería haber,
sigamos caminando.
Un señor que no está
al tanto de la situación
se sienta y anochece
en el centro de España.
Yo te voy a decir, hijo mío,
le dice al hijo.
Alrededor, una concentración
atiende y especula
sobre lo próximo que dirá
sin control ni serie.
Los reyes se despiertan
antes de darse cuenta.



UNO Y DOS

La formación luminosa
que no termina cerca
y se repite hasta lo invisible.
La hipnosis infantil
que antes era un ojo
y ahora es una bruma.
El abrigo de cárcel
al borde de la ventana
que evita la tierra.

Al aire y luz
le falta pintura.
La vista al mar
es mucho más cara.
La persiana de un loco
se puede clausurar.



MUÑECA

Nadie le arrebata a Braulio
su muñeca.
Come y se llena, soberbia.
Le pregunto si es el beso
o el duelo postergado,
celoso en competencia.
Lleva días bailarina,
llorando sin reemplazo
y en el centro de ese eco
de corneta de campaña
anuncia chorros, sospechas
de la duda horizontal.



MARILYN

A Marilyn no le importa blasfemar,
surfear sobre las palabras
y entrar al cubículo.

El baño de sol, sobre el auto,
predice aromas en el interior.
Es California en invierno
lo que tengo que evitar,
el grito de los que buscan
la chance de cambiar.
Cuando suene el teléfono
programaré el contestador.
Si arrestan al gospel
recordaré esta década.

Marilyn dice chau, me voy.
Chau, le respondo.
Chau.



SECRETO

No quiero que se entere de noche.
Ni por el rasgueo
ni por la voz que intenta.
Que no hable, mejor.
El día es para mirar a lo lejos
y gritar tierra
aunque no se sepa quién oye.
El gris con el amarillo
en la continuidad del calendario
repercute en un hecho conceptual.
No importan las campanas
por intentar arrojarse al agua.
Tanto tiempo la rodea
como el lujo de identificar edificios
con insignias de algún país.
La cena está caliente
hace más de media hora.



CHUSMA

Allá, en el living,
se reproducen las voces
con ecos de otra década.
Una chica con suerte
le pide manteca al francés
después de un eructo.
En el lugar se practica
el borrón y cuenta nueva.
Nadie roba,
son todos como los López,
que les gusta comer patys
los fines de semana.



LA MINA

Debajo de la roca hay un recuerdo
más vago paso el tiempo
en época de cambios.
Sin embargo, quiero irme
y el relleno lo permite,
me resigna a esperar.
Lo ideal sería un comienzo
certero, decir que arranca
en algún momento, la mina actúa.
Seis meses de llanto,
de soportar que raje el sol
y adentro apenas pila.
Fue todo un tema
sobre todo al comienzo:
probamos el alambre.
Me avisan de la carta
y del contenido me entero luego,
a la manera antigua.
Los planes me aniquilan
y a la vez dudo,
destapo el sumidero.
Saco un cuento y sus variaciones,
el mirador invertido,
el barco hundido.
Somos veinte bajo la piedra
en Mendoza,
por decir algo aproximado.
De haber optado sin medir
los pilares de la historia
no hubiera imaginado esta invasión.



JACKSON

La repetición de los cruces
tan prolijos y simétricos
son el modo de llegada.
Dos kilómetros después
nadie distingue tamaños.
Renunciar al cuento,
poner a oír el oído.
La memoria desparrama
los apuntes con dominio.
Vuelvo a empezar:
el goteo que no entiendo
y que ellas sí
entienden y repiten
a pesar de la calificación.



PESO

¿Te acordás de lo grandes que parecían los globos?
Vos saltabas adentro del ojo y así te quedaba.
Alguien barría, seguro que un familiar
que se ocupaba de anunciarlo, más que del hecho.
Era por la fiesta, desparramada en la visita,
sentado a la mesa el viejo ante la tele blanco y negro.
Las cintas de plástico a color eran el mundo real.
Los palitos chinos engordaban y la habitación,
una caja de fantasías, no tenía que mendigar.
En el fondo del negocio familiar
había espacio para la parrilla
y para pegar un material con otro.
De madrugada había que mancarse, correr
hasta que algún responsable lo decía.
Ya ves: el peso que siento en los ojos
antes ni lo intuía.
Fantaseaba con cantar como los Bee Gees
o comer asado en una obra en construcción.

lunes, 5 de abril de 2010

Diez poemas




DIARIO VAGO

I

Como rehén del Edén,
no estaría mal una noche de insomnio
por una madrugada negra,
de siluetas obtusas y cúspides.
Pero si esto es un sueño, no hay trato.
Como rehén de su día,
no estaría mal que me arrojen al agua
con aves, por el pasadizo de aire frío.
Pero si no hay verano y las estaciones no influyen,
no hay trato.


II

De a ratos percibo cuerpos
a mi lado,
que se esfuman y me burlan.
Me someto a la más vil intuición.
Nunca logro saber quiénes son.


III

Podría ser más fina la lluvia
y crucificarme en su aire.
No saber si el espejo de sus gotas
y las mías se confunden,
del ardor de la madrugada
como una vieja tormenta que aguarda
en jadeos interminables.

Los últimos sudores para la humedad
luminosa de los planos prados de artificio,
que gritan por la esfera y a mis ojos
liberan y dejan que estallen.
Recuerdos destemplados ascienden a otros pisos.
El sol y las estrellas, que parecen desterrarse,
transportan a mis clavos por su reino.

El tránsito ha paralizado Dios
y los cuerpos bondadosos han huido
del oro, de la plata, de tesoros y migajas.
Mis andenes a resorte opacan sembradíos.


IV

Tanta lluvia ha caído en estos días,
que mi ánimo, mi vagabundeo,
no se ha mojado sólo por estar en una habitación.
Los vidrios chorrean y en cada gota
construyen una ciudad.


V

Donde tiende el árbol la playa leve,
se disuelve en río y en sal.
La estrella rota desliza su relieve.
La crecida la aleja bajo estupores débiles.

El cartón entre su viento, perro hambriento.
Liviano, claro campo –el aire interrumpen colmillos de barro-,
vano sobre frutas cual luz, vidriosas a paso que dormita,
que oscuro lo agita en todo ese silencio.



SALDO

Todo lo que quiero hacer de la vida,
lo que no puedo es el saldo.
Mejor dicho,
ser explícito al despedirme,
propiciar nuevas citas,
dejar que el tiempo pase
y mandar un mail,
hacer llegar un texto de mi autoría
con lo curioso y relevante,
como considerar un episodio sobre otro.

Entre pilares de pensamiento,
mayor es el poder
de la frase mencionada.
Asimilable es la tensión
de la figura,
un tipo de subjetividad que no presenta
este mundo.
El poder,
como si todas las letras colocadas
fueran continuación de carencias vitales.



SALTO

El salto y el descanso,
la fuerza junto a la cortina
y una banda de sonido inadecuada.
Primero es la serpiente,
después el escarabajo.
¿Qué pasa conmigo entonces?
¿Lo he logrado?
Lamento tener que decirte
que me equivoqué,
que las palabras son más largas
de lo que pensaba,
que el escarabajo
pudo más que la serpiente
y que la banda de sonido
no era tan inadecuada como parecía.



CHINO

La hija del ídolo recorre
las góndolas de Akio
con su equipo de gimnasia.
Hay un grupo de amigos
de los cuales una chica
da a entender que vive
en el barrio.
En la caja ostenta anillos
por si el dinero que lleva
en un bolsillo interior de la cartera
no es el necesario.
Es decir, para estar en posición de trasladar
mercadería de un lugar a otro
sin que se sepa.



VICTORIA

Puede haber una victoria
y también de las muchas
que se conocen en los juegos,
las que muestran los carteles.
Estas flores son suaves
y el status de jirafa
nos hacía comprender
algún tipo de disposición.
Galletitas, zapatillas y pájaros
en picada libre entre sonrisas.
No todas las naranjas se engullen
y suele ser fría la mirada
del que mira al que mira siempre
y cuando no sea mirado
él también, a su vez.
Las redes crecen por todos lados
para grandes y para chicos,
aunque hoy no se vio el trío
femenino que logra
sentarse en el banco.
Puede haber una victoria
y también de las muchas
desplazándose en tacos altos,
anidando en las bocas y también
en los símbolos representativos
de toda una generación.



PATOS

Dos patos amarillos, con pico naranja,
se remojan en el balde.
Junto a ellos un bebé
busca diversión.
Pero no llueve y no dice
nadie, otra cosa que el charco.
Es la ensalada para otra cultura
o una orgía del plastificado.



CALESITA

Quien ha visto una vez
una calesita sacando fotos,
el protagonista que no lo podía creer
se puso a atravesar piernas levantadas.
Pero caminaba, no corría como suele
ocurrir en esas competencias.
Y sin embargo el movimiento de su paso
nos resultaba imperceptible.
La mayoría, como podíamos ver todos,
iba al centro, con la ilusión de tener
el mismo ángulo de visión
a izquierda y derecha.
Cuando caía la noche
el glotón no paraba de comer
todo lo que ocurría pocos minutos
antes de que empezara
la verdadera historia.



CURVATURA

¿Dónde se gradúa la curvatura del recuadro?
Siempre es más grande el ambiente
o mejor dicho de lo que recordamos
más chico, revestido de azulejos
hasta el techo. Músculo apenas camina
junto a la pared, con su granada de mano.
Los jamones se tambalean
y el esmalte cae de cuadrado en cuadrado.
Cuando entran los elefantes, se apura
que la granada estalle y las venas
del puño agreguen más líquido
en el escenario de la madrugada.



SINTETIZADOR

El gran sintetizador de alimentos
y diversión diurna
carece de espacios al aire libre.
Yo, por ejemplo, añoro
los maceteros de terraza,
los bancos sobre baldosas,
intentos de plaza que ni siquiera
era vieja. ¿Quién?
No se escucha… ¿Quién?
No se oye.
Desde la altura de un quinto piso
que parece décimo,
dos rodados sin nafta
prefieren descansar.



RESPUESTA

Es un ídolo el chabón,
pregunta y no responde.
Pone a otra a cantar,
toma un trago en la trastienda.
Hay que creerle, porque fuma.
El dúo es hermoso, hermoso.
Lo que hace es incentivar
el tráfico de jamones
por el fondo del río.
No hay apuro.
El invierno recién comienza
en las calles y en las piernas
que esperan el beso de despedida.
La respuesta llegará, supone,
cuando corra el telón
de cartón corrugado
y lo acusen de haberse enamorado
por cruzar el puente de un lado a otro.