domingo, 11 de noviembre de 2012

Dos mil doce



BOLSAS


La bolsa gris y la roja
sobresalen del piso
color caramelo.
Algo dulce, pero no,
el pasillo es más largo
como el cuello o el secador
de peluquería.
Aterrizar es difícil
a la distancia.
Un sombrero, un reclamo,
un llamado justo a tiempo
para que la actriz ponga cara
de no haber actuado.
Un pomo naranja
y dos trapos amarillos
son suficientes
para armar una publicidad.




TREN


El tren de los eslabones
brillantes sobre un plano vertical
me hizo recuperar la memoria
y especular con una posibilidad.
Si al doblar la barrera baja
optara por el desvío,
el lamento se prolongaría
hasta sortear toda esa carga.
Enseguida las rectas
que se llevan a patadas
me parirían sin querer
a mi izquierda al ver la casa.




AMPLIACION


Sobre las redes de ping pong
se levanta el habitáculo
para futuros enfermos.
Jugadores pertrechados
de convexidades esféricas
hacen ruido con paletas.
Alguien mira entre piso
y cielo raso sostenido
con aire.
Camino al jardín hablamos mucho
sobre que no tenía dedos.
Viento y carruaje compiten
bastante después de la noticia
de que con pies pintan pintores.
¿Se puede bailar el tango
con un perro en la cabeza?
Da vueltas y se cae de hambre.




SUPOSICION


No puede ser casual
que en la evacuación
haya alarma.
Es agua que inunda
y va subiendo a las paredes
invisibles para mí.
Cuanto más tiempo pase
la alteración del ánimo
mayor será el trabajo.
Salgo, camino y primero
no distingo algo preciso
hasta el llamado hueco.
Así que ahora llueve
por una pila de techos
vecinos sin edificio.




GORDA


La escultura de la gorda por el mar
son plaga en el pasado las gordas,
mas ahora reinan los golpes.
Onda, mucha onda sobre las sierras
aunque no exista, aunque el paseo mienta.



Decime la verdad sobre esa foto,
de cuándo es, con quién te sacaste,
qué pasó después.
Decime todo
lo que se me ocurre preguntar.
Ya no quiero volar y en la ausencia
asustarme en madrugada.
El presente es un delay, galopando de lobero.
Me prohíben un café porque rompo la armonía,
a la costa subiría si por viento
no entendiese ese cruzado.
Gorda vení, gorda quedate.
¿En qué momento te perdí?
¿Cuándo hablaste otros idiomas?
Te explico, ahora (carbonizado)
desde el comienzo o casi bota,
la esperanza marca estas cosas.




ENCINTA


El pelo negro la pone encinta
en ruéganos de no dimitir.
Pide como animal, pero sin falda
el miedo a la reacción, que
por mi reacción la lleva
después de toda la película
imaginada a huir sin obstáculo
aunque mira el óxido de los bordes
que ya nadie siquiera toca
en la noche previa a la incógnita.
Del final ya no como
esta tarde ni tomo el agua
abundante porque el ventrílocuo
de la familia imagine
(por ocio) un perro ladrón
que le esquiva a las pendientes.
Del perímetro salvo una,
que acomoda su espalda
en los planes de la noche,
todas averiguan quién camina
entre los surcos que a simple vista
mienten como si supieran
o dijeran después del cumpleaños
de la víspera que falta tiempo
para el fin del mundo.
La biblioteca podría mover
en metros pero se queda
a observar quieta y a oír un ruido
de bombilla que hace el compás
a la otra autora
de los mejores tarareos fugaces.




RAYOS


Hace unos dìas conocí
la ciudad de los rayos,
cielo y asfalto nada más
arriba y abajo del aire.
Falta el aire en realidad
y ahora caigo que puedo respirar.
Nunca había adelgazado
tanto como esta vez.
Parece un chiste que pase
tras la charla familiar.
La malasangre por motivo,
como una tabla de cálculo
que no me deja descansar,
es letra para el coro:
políglotas expertas en ordenar
recorrieron cada bajada
y desvío, hasta el imprevisto.
Una vez, el rayo fue largo,
más largo de lo normal,
encapsulado en alambre
para evitar un juicio.
A mí me hicieron pagar,
no tuve nada más que pedir
explicaciones y desde entonces
las estoy esperando.




MES


La diferencia entre el nacimiento
y las fotos que se perderán
es un adverbio arbitrario.
Ya le dije que corra la madera
picada en flores y yuyos
para leer el cuento que no envejece.
La respuesta fue "ni mu"
como cuando vuelvo y entro a girar
entre cordones desentendidos.
El equilibrio es lo importante,
descansar si es la propuesta
el exabrupto incontrolable.
El vaso vigila, como la luz
encendida en la madrugada
antes del éxodo creador.
Miré e interpreté en el día
a dos que se presentaban
como extraños que no eran.




DIGESTION


La digestión está cerca
del lugar donde me encuentro.
Los peones remanentes
se ocupan de administrarlo.
Hay una alternativa
que es mirar hacia arriba,
un poco al costado
y enervar el cuerpo,
tembladeral en helicóptero,
para hallar el doblez sobre el velcro.
Detras de mí
el mundo crece hacia arriba;
al costado, a lo ancho.
Si fuese chiquita para decir textura
uno de sus placeres no habitaría en el tacto.
Mejor que tal
como están las cosas
me encierre en el baño.




SOLDADOS


Tres soldados azules y blancos
conversan al lado de las flores
con las manos en los bolsillos,
sin armas, tanto que ahora
sólo se les ve las cabezas.
Es como si manipularan
un control remoto.
Sin una lógica explícita
uno se aleja del grupo
y los otros lo siguen.
Señala unos bultos
y vuelve a caminar.
Los otros lo siguen.
Uno de los soldados
es una mujer manifiesta
por el péndulo de su pierna.
Además lleva algo para notar
como en general hacen las mujeres.
De golpe ya no están
y el batifondo ha cesado.
Las flores más quietas
junto a la piedra,
ahora que mermó el viento.




MUÑECOS


Son todos unos muñecos
estos animales
famosos.
Todos los animales son famosos
y también los orientales
que piden autógrafos.
¿Por qué nosotros no?
¿Por qué somos diferentes?



Caminamos entre muñecos
que parecen presos
y nos creemos libres.
Hay que volar hasta la Luna,
pensar al menos con estar
alguna vez en Marte.
Vivimos en casas,
vamos a los parques
aunque el clima no ayude,
pendientes de un cataclismo.
Los paseos de cuatro días
siempre terminan de noche.




TORRES


Este lugar es nuevo,
pero está terminado.
Hay dos torres y por la hora
las piletas lucen distintas.
La esperanza es femenina,
sobre todo cuando hay baldes
en una cornisa blanca
de porcelana, haciendo equilibrio.
Tengo que dormir en una fábrica
y me lo cuestiono aunque hacerlo
venga a proveer el calor.
Como que se dice es incomprobable
nos sumergimos en la noticia de hoy:
la gran fuente que regula el confort
es una caja negra para los más chicos.
Las llaves son de plata
y tienen una inscripción
que es la historia de hace treinta años
proyectada sobre un abanico.
Me tomo todos los aviones y llego
y corro y me mojo aunque no quiera
porque el resultado excede
una serie de motivaciones.




NOMBRE


Si pudiera recordar el nombre
común del artefacto
que se asemeja al ancla
(no en formato pero sí
por la función que desempeña,
no en cómo suena pero sí
en la sensación sobre la rama),
el palabrerío que se repite
de una semana a otra
hallaría la síntesis.




CALLE


La noche que no sospechaba
volver a la calle
nació el gato celeste,
afortunado de que un día
un invento fue la rueda.
Camino en la vereda estropeada
y si paso por el pozo
una alfombra desintegra.
Después venía mi casa
hasta que fue mi casa,
y un instante desapareció.
Es lo único que pasa al entrar al túnel
aunque la mirada intente maniobrar.
Pero de repente (nada es de repente)
el monólogo de la condena
se disuelve en intentos
de sustitución.
Ya lo sabía, yo conocía este placer
que tal vez sea pasajero,
cuyo mayor rasgo es la espera.
El regreso viene con clave
música ordena, inapelable:
Es importante saber esperar
que algo suceda.




OLOR


El olor es un tema,
más allá de las paredes.
Si acá llega así,
tanto que me creí culpable,
el chofer no quiere
ni pensar cómo será
en el lugar donde se generó.
Nadie sabe,
muchos nos preguntamos
no quita la sospecha.
Es el pelo, cuyo tónico anticaspa
despliega su melodía atonal
a través de la neblina.
Son kilómetros que propala,
mientras los vegetales se rinden
después del esfuerzo.
Que nadie sepa que fui yo
el que inició el incendio
es fácil con el recuerdo
de aquella temporada
en la que todo lo que sucedía
se originaba en campos lejanos.




OBRA


Supongamos que es una obra
de orfebrería,
como la que vi un día.
Hay una caminata, una balanza
y la duda que sigue pescando
entre enfermedades
y acertijos por la honestidad.
Llegamos a la curva
más transitada de la ciudad.
Mi interlocutora no entiende
nada pero igual
me quiere muchísimo.
Te dejo solito para siempre,
me dice antes de partir.
Está lleno de unos colectivos
esclavos que me recuerdan la niñez.




DO


Batifondo, silencio y otra vez
el susurro en la distancia
que anuncia un nuevo estrés.
El recuerdo es de la tarde
cuando sólo una lámpara
pequeña y amarilla
ha quedado encendida.
Ahí estaban los hombres
con sus novias redondeadas
cuyos pliegues en vestidos
distraían mi rabillo.
Mecanismo eco es
que disuelve en este fondo
y revela: no hay dolor.
Las comidas y bebidas
oportunas menos ésta
que esta noche va anulando
hipotecas de mi estado.
Hay un chico de diez años
en la contra recostado
junto al aire sin escollos
contrafuerza de la luz.




CORONA


Hay que empezar a estirar
cuando uno se vuelve loco
y las chinelas se arrastran.
La corona roja mantiene
su altura entre los brazos
en serpentina y cubre bocas:
La que está enfema
ahora y la que cante
en la normal actividad.
Los pies me recuerdan
la actitud de referente
con nombre de gaucho.
El que escribe lo deforma
en sus primeras
obras como afilador.
Hay que medir el hilo
para la manualidad
cuyo objeto es enhebrar.




OSCURIDAD


El ritmo sobre la cabeza
desparrama esferas y nostalgia.
Es la hora a la que se regresa
del cine o de comer
y el departamento no tiene sentido.
Ya no son maniquíes
los que se despojan en vivo
mientras los talones elevados
delatan los pasos.
La oscuridad, apenas interrumpida,
baña la conciencia en un instante.
Hay que verlo, porque pasa
y no se ve más.




VOZ


Hay una prisa de la voz
sobre la melodía
en el último látigo
hasta que el líquido
se termina de acomodar.
Lo que dura la fiesta
y los tambores convocan
en inglés a repetir
todo en otra versión
la lluvia sigue.
El tono y la articulación
no cambian nada
en la comparación de estados
de ánimo y salud.
Repiquetea otra vez
el apuro y se adivinan
girones de jadeo, contenidos
poco antes de la internación.
El tango no le interesa
dice el gato y esconde
el filo de la garganta
satisfecho con la posta
que lo nombra el heredero.
Ha sido una noche mágica
y despertar fue un sobresalto.




NUDILLO


Siempre el mismo nudillo
el que se lastima,
haga frío o calor.
El hecho es que lo necesita
el hambre del mediodía
o el agujero invisible
que vomita.
El agua y el fuego,
después de todo,
son elementos marginales
en la cocina.




DIAFANO


El ritmo diáfano
como la tarde
monotemática
toma examen.
Ser madre,
ser buena madre,
llevar los chicos,
vestirlos como nenas
para que se diviertan.
Todos silvan afuera
o algunos gritan.
Hay que aprovechar
las posibilidades
que ofrece el entorno
y eludir la curiosidad
ajena cuando un acto
se vuelve atractivo.