sábado, 4 de enero de 2014

Pájaro perro



PAJARO PERRO
 

Nosotras somos las hermanas mayores.

Por eso, cuando el pájaro perro

deja de ladrar

vamos hacia abajo a sacar la basura.

Una dice la policía, no

la poesía me equivoqué.

La otra quiere saber

qué dice por ahora.

Pico, pico, pico,

dentro de la habitación

y afuera de las ventanas.

Se pellizcan y se pegan,

dicen: hagamos algo para

la poesía de papá.

Y se agarran de las manos

y se hacen doler y una

no suelta a la otra

hasta que le pida perdón.

¿A ver qué dice por ahora?

Mami, me dejaste sola

con los mosquitos.

Ya sé, tarda más en llegar

o no llegaba (silencio).

Una de las tres voces

o dos, o las tres o todo

el bosque junto (discusión).

Más o menos cerca

alguien corta el pasto

o mira una película

que se llamaba

doble de cuerpo.

Andá a lavarte los bigotes,

dale, ¿de golpe tenés tanta sed?

Listo, mi marmota.

Sin interrupciones aparentes

la agonía del parlante evoca

al comité de defensa,

al ómnibus o sábana de la década

y a la canción que cuadraría

tanto acá como en el mar.

Pensá en las cosas que estuvimos

haciendo hoy por ejemplo

el guinche de la casa,

la fuerza imaginada en una sola mano.

Cambia con el postigo abierto

muy oscuro todo, todo.

Durante la siesta de las señoras

el baño y el subsuelo

son la peluquería y el restorán.

Vení que te peino un rato más.

Un auto y un turista

entre los ladrillos y el humo.

 

CAJA

 
La caja que también fue trampa

en la audiencia

se me presenta años después,

una mañana que llovía y se despejó.

 
El silencio desde adentro

y recortar la intromisión

me deja en esta nave

fabricada con portero.
 

Hacia el frente no hay modestia,

se navega entre los sauces

con tremenda agilidad,

sin intuición, volviendo.

 
Puede ser cartón

o cemento el decorado.

Es liso y la voz del ídolo

acomoda el sumidero.
 

Que no venga, espero, a reclamar

algo del recuerdo,

el recuerdo que fatiga

con astucia de espiral.
 

Es el nombre lo que ofrece

en el avance que es tan falso

como un juego

sentado en un mismo lugar.
 

Tal vez sea la hora de avanzar,

me dice una señora, me ha dicho

por anticipado, como otra veces,

que sabía hacer sonar la llave.

  

JUGLAR
 

En el origen era un juglar

y ahora reniega de ser Matías.

Las palabras que alimentan

cada día los embates

se imponen, no es que quiera.

El sonido de fondo

es siempre el mismo:

dormí un poco y en el estado

no dejan de pucherear.

Cuando se habla de diferencias

y de tiempos reales

mi tendencia es al silencio.

 

DEBE SER ESO
 

Los flancos se dispersan

cuando uno recibe

y el otro dilata

la organización.

Es que debe ser eso

(escribir contra mis principios)

lo que descubre el traslado

y prescindir de vidrios.

La espera, en un momento

de la mañana me paraliza,

le da excusa a mis aposentos,

para deprimirme con la postal

exterior que genera.

Como si todo lo hermoso

estuviera bajo el sol cegador,

la omnipotencia genera,

el deseo de estar bajo el cielo.

Lo otro es placer, posteridad,

la falta en la suma.

Debe ser que hace tres semanas

me siento así.

  

ANFITRION
 

José Chediack apareció en su sangre

sobre un mar amarillo

cuando el llamado del banquero

obviaba cualquier cuestión de amor.

Ahora se habla de centellogramas,

de hombres meticulosos

en la conversación del que interpreta

y está atento de su público.

No es una moto la que activa

a la gente que pasea

y tal vez entra al lugar en el que estoy

para que el anfitrión dé su palmada.

 

PIES
 

Los pies son hermosos

son tres hacia el techo

uno  grande y dos pequeños

pintado (en la punta) y creciendo.

¿Quisieran tocar la guitarra?

¿Les gustaría hojear los libros?

Se quieren, juegan en el aire

y por la imagen me activo.

 

OBRA (DOS)
 

La concreción de la obra

tiene como variable

la sombra que este día aceptable

desagota en metros inferiores.

Al mismo tiempo se proyecta

en el techo prismático

una aplicación virgen.

Pongo un dedo sobre vos,

la sordera lo permite

y ahí se construye el desvío.

Otra vez, como si siempre

estuviéramos hablando de otra cosa.

El plano vertical celeste

es el mejor elemento

en unos metros a la redonda.

Algunos artistas trabajan

más rápido que otros,

aunque la permanencia no hace escala

en un contexto de sujetos

sumamente competitivos.

Voy y vengo, escucho

y me siento a declamar culpa

en minutos,

porque la explicación es redundante.

 

BANDEJA

 
Son las ganas, la importancia

y las ganas de retirar

la bandeja y saber

que se va a dar vuelta,

esperar a que suceda

mientras el vecino sigue hablando,

inspirando formas incorrectas.

Casi me quedo

porque el cartel luminoso

que me expulsó

en la evaluación de un mundo pequeño

en el que compiten promesa a promesa

los intentos de atraer esa voluntad,

decidí volver sin haberme ido.

Y es por eso que pese

a la pereza de estos años

una voz silenciosa no deja de propulsar.

El vigilante me dejará salir, finalmente;

en eso se puede confiar

tanto como que la puerta se abra

sola y los sonidos mancomunados

preserven la identidad

hasta que el tesón haga mella

como dos adolescentes cebados.

  

CUERPO

 
En una silla del edificio viejo,

donde el nombre que sabíamos

fue cambiado por decisión ajena

y ahora es imposible recordar,

mi cuerpo estalló en pedazos.

Durante años

distintas partes de mí

deambularon como renacuajos

en busca del término correcto,

que es como decir fecundo,

soportando el fracaso.

El aposento de la morada

si cambia significa

que las abstracciones necesarias

recuperan la inflexión

para poder levantar otra vez

aunque más no sea un hilo.

 

AGUJERO
 

El agujero es más profundo

de lo que imaginaba.

Anduve a la noche

pensando en el agujero

y a la mañana lo probé

cuando dejaba que el triángulo

propusiera un escenario.

¿Por qué el apuro?

Veo que la necesidad

se transforma en bomba

como si el barroco fuera

aún, su revelación.

Tuve que salir, entonces,

a buscar contrastes y rastrear

los episodios reiterados,

la memoria como magia.

Había remedio ahí,

como aquella vez que el consejo

determinó el borrón.

Pero esta vez estoy solo,

dubitativo ante el prospecto.

Derramo más de lo previsto

y en un plano sin fisuras

el picaporte relojeo.

 

LAVADERO
 

La puerta

del lavadero

puede implicar

una toma de conciencia

del sufrimiento.

Abrir la puerta

del lavadero,

si sólo fuera eso, es decir,

el acto de tomar la toalla

y que funcione,

sin tener que dar explicaciones.

¿Cómo puedo hacer

para que cada movimiento

sea el definitivo?

Tampoco es cuestión

de atribuirle un estilo.

Por ahora me basta

con atolondrarme al principio

y después entender

que el olvido me acompaña.

¿Porqué qué habría sido de mí

de no existir el olvido?

Aprovechemos que anda el ascensor

para ir bajando.

 

RED
 

Bajo la red

un par de zapatos sin dueño

el público confunde

construcción y procesadora.

Son palitos de madera

que abundan en la hora anárquica

y ahora señalan el ritmo.

Puede haber sol,

nadie lo niega ni transpira

porque a veces la solución

se revela en la síntesis.

Lo sabe una nena

que ya manipula premisas

como también la cómplice

que la autoriza en el festejo.

Todo es producto del telón:

un reflejo y varios sonidos

inventan de este lado

los brotes espontáneos.

 

PALABRAS

 
Las palabras desfilan

por mis ojos

como el aire en mi boca.

Suelo no entender

el incentivo

en sábana entusiasta.

Lo que se impone

con cierta liviandad

es sólo alimento.

Ato los cabos

de dos invenciones

en siglos a destiempo.

La experiencia del intervalo

demanda de abstracción

en el contexto.

Un aplauso al fin

y el silencio

perpetúan la lógica.

 

MATE
 

Lo que me inspira

tener una birome nueva

como terminar de leer

y consultar el ejemplar

aunque la rima lo estropee.

Nunca serás uno de nosotros

era la muletilla

en la película de hoy.

La mujer tiene el recurso

de llorar,

te psicopatea con el llanto

cuando el mate

que era amargo

quiere que sea dulce.

Es como pelear en la guerra

y volver con los estantes preparados.

La trompeta retumba en ecos,

da paso al ritmo que algunos perciben

y otros escriben

cuando habían creído que en realidad

ya no lo harían.

 

RESERVA

 
La reserva es egoísta

al delatar canción caída

que nada importa

en el silencio

cuando se sale a correr

y cuesta hasta que el aire

se transforma en calor.

Después imperan las ganas

en el resquicio

auditivo del vecino,

La cuenta que hay que pagar

y la identidad,

que es boicotear la posibilidad

de que te quedes conmigo.

Hay tanto para hacer

en tan poco tiempo

que sólo cuando duermo

(ahora entiendo al abuelo)

me siento satisfecho.

Lo demás es apostar

metros contra metros.

  

VAGON

 
En el vagón delantero

un adolescente

me recuerda la película.

Espera que entre la gente,

inquieto practica su gracia

en la base de madera

que es plantilla.

Actuará después del caso extremo.

Por un momento,

cuando la incertidumbre dobla el peligro

supongo que es uno más,

pasajero en vez de actor

Y decido eliminar abstracciones

aun a costa de que la obviedad

invalide el futuro.

Canta y se va, sin embargo

el monstruo sigue acá.

 

APERTURA
 

La apertura en el día

en que cualquier vínculo

con lo cotidiano

debería remitir a otra tonalidad,

monta la acción sobre los ejemplares.

Me podrán preguntar cuáles

y yo responderé cualquiera.

Siempre es una hoja,

tal vez otra si la estancia en el trono es liberadora

y alguna más si a la noche

los ojos permiten explorar.

A esta hora de la mañana

el estómago es la realidad,

un edificio que se despierta

cuando el vigía entumece

la postal silenciosa, el norte.

 

NECESIDAD
 

Hay una necesidad

después de los años

que es la conciencia

de que la falla existe

y es preferible

ignorarla.

Lo era antes

y lo es después,

en el campo abierto

donde duerme el gentío.

No hay cuidado

en el riesgo que propone

mi desvarío intermitente.

Todo sucede cuando

el baile se acaba

y el silencio inventa ausencias.

Algo pasaba, vemos después

cuando la amargura derrama

su tinta en esta tela.

 

MERIDIANO
 

A veces pienso

cuál habrá sido el destino

de mi celular,

con mis fotos,

mi horario de alarma

y una torta en el desayuno.

Lemon pie,

se ha corrido el meridiano,

tengo una reunión en Europa

en pleno verano boreal.

El auto marca la escarcha

y la ignorancia me alarma,

lo que digas con cautela,

o mejor no digas nada.

Puedo esperar la temperatura

justa para salir a correr

y también el llamado que me impida

hacerlo habitual en la mañana.

  

ANTES Y DESPUES
 

(Antes)

Vi algo que se movía

y era tu pie.

Mañana empieza la última

semana de un trabajo

los títulos de un poeta

o de una localidad.

Es como nadar

estar internado

y la síntesis que dirá

que recopilar es la orden.
 

(Después)

La tabaquería se va

de Nueva York.

Lou Reed en el mostrador

dice cosas que no sé,

porque lo tapa el sumidero

con burbujas de jabón.

De a ratos me abandona

el cuerpo

cuando más lo necesito.

Esa gente es la que se va.

Tenemos que empezar a ser

nosotros esa gente.

 

RESTOS
 

Los restos del orden

sobre una mesa blanda

responden de alguna manera.

Hay que proponer,

se da cuenta la bailarina

y con un marcador de barita

transforma el minuto.

Inventemos un saludo

para esta noche:

codo, antebrazo, puño, bomba.

El placer es que el primero

no fue casualidad

y un forajido apenas mayor

asume responsabilidades.

  

COCINA
 

Algo hay que decir

de la cocina tamaño baño

y del alivio estilo bandera

cuando la chef me pide ayuda

para  atarse el delantal.

Hay momentos entre amigas

que quieren probar lapiceras

como si nunca tuvimos o hubiera

la especie de trompeta.

Una menos que la anterior,

línea o verso, madera o lata,

se jacta de que hace ruido

y la otra la amenaza:

¿querés que no juegue más?

Me puedo pintar las uñas

antes de saltar

y que se seque la laguna

con la señal de brillo:

¿decís que esto está mal?

Me río igual de la cosa horrible,

tan pero tan negro que está bien

ser oídos y nada más

porque no transpiran, se conforman

con cumplirle a la gorda.

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